viernes, 8 de abril de 2011

A punto de partir pero todavía no



"Las vacaciones verdaderas no son viajes de descubrimiento sino un ritual de tranquilidad"
A.Philip Adams


Estaré unas semanas en el sur, en Málaga


Me reconozco al límite de la resistencia ante un equipaje que cada vez exige más. ¡Este viaje no es para siempre! -me digo- y sigo buscando lo que la memoria suele olvidar, como son unas llaves perdidas, el pasaporte que no está donde debe, el libro que tenía reservado para esta ocasión. Nunca se está completamente a punto de partir. Acechan además razones para impedirlo: problemas que en esta última hora escogen el momento de mostrar sus quebrantos, y rompen la estabilidad de lo programado. Pero sobre todo es el tiempo lo que domina a los que se quedan con la ausencia y la distancia, y será el desaliento el que moldee el miedo a la soledad. Para quien – en el vértice de sus años- no entiende de distancias y ese tiempo es un futuro que teme inalcanzable en la quietud que vive el suyo, la espera está inmersa en el acoso del silencio de sus días.

Todo es parte del equipaje que lleva el que está a punto de partir, compañero inevitable que acompañará cada capitulo de esta historia.

jueves, 7 de abril de 2011


Se ha despertado con una sensación abrupta de desconcierto. El sol comienza a distorsionar la luz frágil de este amanecer. Frente a ella el monte va pespunteándose de sombras, y el olor de las higueras hace presentir un nuevo día de calor. El terral - hoy tempranero – aprieta su piel hasta despertarla totalmente, sin contemplaciones, para no hacerle olvidar que hay aquí mucho más que la tierna suavidad del mar. En la realidad transparente de la hora rescatan los azules sus imágenes, le ayudan a recuperar las palabras que dejó atrás, le hacen sentir el latido de unos recuerdos aparcados. El mar, con su compás detenido en el tiempo, es el que aplaca la desazón de la herida que provocó la distancia y humedece sus raíces sedientas de identidad.


Unos gritos recios anuncian la llegada de unas jábegas con su carga de historia y baja hasta la Caleta. Se adelantan unas gaviotas deslumbradas por el bullir de la pesca. En un instante están sus inasibles huellas en la arena, mientras en la orilla se rompe el agua en mil pedazos. Mañana se habrá disuelto su añoranza. Mañana todo habrá ocupado su lugar.

viernes, 1 de abril de 2011

Han vuelto las lluvias







Yo no necesito soñar con la lluvia tierna,
compañera fiel en los días grises
lejos de las cálidas aguas del sur.
Su presencia es llanto
que me adormece con su melódico
batir en la ventana,
trae cerca el rumor del mar
y asusta a los pájaros negros
que hacen nidos en mis sueños.