lunes, 29 de noviembre de 2010

Mis gaviotas




No todas las gaviotas traen sabor a mar
cuando me acercan imágenes prestadas del azul.
Sus alas toman el blanco del amanecer,
grisáceo tinte que viste auroras de desánimos.
Depresivas merodean un espacio desinteresado de color,
irritando nubes y asustadas mariposas.


No son éstas las gaviotas que esperaba ver aquí,
aquellas que hicieron su hogar en La Farola,
las que llevaban aroma tibio de sal,
del espeto y las moragas en las noches de verano.
Estas no saben reír
ni sobrevolar el tiempo adormecido,
sólo conocen el olor del arenque y la humedad,
arco iris y el silencio del agua absorta y sin palabras.

1 comentario:

Nómada planetario dijo...

No se puede pedir todo, podemos exportar muchas cosas, pero no esas gaviotas que añoras.
Un abrazo.