martes, 3 de enero de 2012

Visitando a Pablo

Plaza de la Merced, Málaga (12 diciembre 2011)



Un encuentro, una mirada, y se abre dejando que una insistente luz penetre hasta el interior: Me recibe un aire tibio de memorias en sepias, deshilachando intimidades. Desde sus ventanas me asomo a la historia. El héroe tiene la inmovilidad de los años y mira desde la piedra. Palomas que vienen y van dibujan sombras en la tarde y adormecen la plaza derramando silencios.Vuelvo la espalda y lo busco. En el espacio aún perdura el eco de jóvenes pisadas y me siento envuelta en su mirada oscura, que sigue extática mis pasos desde el espacio. Recojo el desamor del hombre, impuesto por la ausencia que le lleva al olvido. Quedan colgando grises prematuros y algunos azules robados al mar. Nada más. La casa ya no es su casa.



El pintor nunca volvió. Picasso se llamaba……



1 comentario:

ANTONIO CAMPILLO dijo...

Pilar, ¡qué sentido homenaje! ¡Qué espléndido recuerdo!
Tan sencillo como preciso, tan fugaz como sus pinceladas, tan seguro como sus trazos firmes, tan de Málaga como él.
Mi felicitación, querida Pilar.

Un fuerte abrazo.