Vista de mi jardín desde el interior de casa
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En el umbral del invierno el frio coquetea perezoso
seduciendo su virginal tersura,
Fiel a sus azules
esperará la fugacidad del tiempo:
el blanco perderá en el barro su gélida sonrisa
cuando el sol, de nuevo, entregue sus encendidos recuerdos
a la tierra.
2 comentarios:
Estoy deseando, imagino que como muchos humanos, que el sol rehaga su trabajo y caldee ese inmaculado blanco y lo convierta en el compuesto que generará nuevamente vida.
Tus versos, Pilar, son encantadores.
Un fuerte abrazo.
Una visión muy poética del entorno que abraza nuestro continente.
Saludos.
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