martes, 3 de abril de 2012

La muerte de Guillermo de Orange





La muerte de Guillermo de Orange todavía da que hablar en los Países Bajos. Guillermo murió el 10 de julio del año 1584 en Delft, a consecuencia de las heridas de arma de fuego que le causó Balthazar Gerards, ferviente católico. El rey de España, Felipe II, había prometido una recompensa a quien terminara con su vida. El príncipe de Orange acababa de asistir a un banquete cuando al  retirarse hacia sus habitaciones se encontró frente a frente con su asesino que le disparó desde unos cuantos metros de distancia.

 Siempre se ha creido que sus últimas palabras fueron: “Dios mío, Dios mio, tened piedad de mí y de este pobre pueblo”. Ahora se ha llegado a la conclusión, después de unos estudios muy exhaustivos por diferentes expertos, que las heridas recibidas fueron mortales de necesidad. La bala entró por el pecho a la altura de la quinta costilla y salió por la espalda tocando la parte izquierda del corazón. Guillermo de Orange murió instantáneamente y nunca pudo haber pronunciado esas ni otras palabras.





Se ha puesto en duda también la autencidad de los orificios de bala que se conservan en el muro donde ocurrió el atentado, que hoy es el museo Prinsenhof de Delf; incluso se han hecho pruebas con un arma semejante a la empleada por Balthazar Gerards para el homicidio. La investigación ha dado por resultado que aunque los impactos de las balas no coincidan en la forma y el tamaño, con toda seguridad agrandados por manos curiosas, el lugar es definitivamente el correcto.
Balthazar Gerards tampoco vivió mucho más que Guillermo. Detenido rápidamente fué condenado a morir descuartizado. Esa fue la única recompensa que recibió de Felipe II.



(AlenarteForo)

3 comentarios:

ANTONIO CAMPILLO dijo...

La historia de amor y odio entre la España de Felipe II y Flandes fue tan impetuosa como vana.
El asesinato de Guillermo de Orange sucedió por y para satisfacer unos intereses políticos de conveniencia.
Como siempre, posteriormente se confeccionó una historia "interesante" y misteriosa.
Importante suceso.

Un fuerte abrazo, querida Pilar.

Mª LUISA ARNAIZ dijo...

Los magnicidas siempre han sido recompensados con la muerte. Solo hay que leer la Historia. De algún modo me recuerdan a quienes se inmolan por una causa. Besos.

Nómada planetario dijo...

Siempre hay quien aprovecha la religión como excusa para cometer todo tipo de tropelías. El sectarismo no es algo nuevo.
Un abrazo desde una tarde de ventolera.