martes, 14 de mayo de 2013

Una ciudad: Amsterdam



12-mayo-2013
 

Estalla la vida reflejando luz en los mudos espejos de las aguas

que quiebra siluetas vencidas por el peso del tiempo,

mientras una babel de palabras hace enmudecer las viejas piedras

de una iglesia y el carrillón juega con el paso lento de la historia.

En el bullicio envolvente de la ciudad, un rincón sin voz

acoge las miradas, y unas palomas se pierden en el gris de las calles.

Fue preciso llegar al corazón, que se abrió,

mostrando el golpear de sus latidos.


1 comentario:

ANTONIO CAMPILLO dijo...

Excelente y fiel poema de una de las ciudades más multiuniversales que existen. Su olor a libertad se aprecia mientras se contempla el reflejo del tenue sol en el agua de los infinitos canales que le imprimen una personalidad siempre copiada y nunca superada. Excelente.

Un fuerte abrazo, querida Pilar.