martes, 28 de enero de 2014

Regreso a los recuerdos




 

Se acercó a ella desde el silencio, para intentar descubrir la imagen que le ocultaba la memoria y el tiempo transcurrido. Se había dado cuenta de que los recuerdos con frecuencia olvidan o se esconden tras el muro que van formando los años, haciendo imposible el retorno a lo que ha sido. Su deseo era dar vida a los sueños, recobrar el ritmo diario y ese rumor cercano que es el respirar de una gran ciudad. Con todo esto aprisionado en sus ojos, se sumergió en el andar apresurado de la gente sin tiempo, buscando el corazón aquel que le tenía enamorado. Atrapado en el carrusel acelerado de los días, le recibieron las calles con alborozo exagerado, donde la lluvia dibujaba espejos y reflectaba sonrisas. Sintió la mirada recelosa de los viejos edificios revestidos con la prestancia de los años. Se encontró de nuevo con aquellos que perduran en piedra y respiró el verde resistente a cambiar de color. Hasta él llegó el aliento cálido de las bocas desdentadas del metro y una profusión de luces y sonidos le invadió como una marejada. El ritmo añorado se convirtió en una danza rápida de miles de pisadas, y un sonido, que quería ser melodía, convirtió la música en un frenesí de ruidos a su alrededor. Se sintió arrastrado en el torrente de las grandes arterias, perdiéndose en su caudal.

 
Así, al querer hacer real todo, tropezó con nuevas imágenes que hacían sombra a las guardadas en su memoria y es que los recuerdos mejor tenerlos en un álbum, como si fotos de un color desvaído se tratara, guardados en vitrinas cerradas con puertas de cristal.

 
Entonces, entreabrió su alma y dejó reposar la fatiga.

 

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