sábado, 29 de agosto de 2009

Diario de vacaciones

La caleta
Málaga





He observado como se aceleran las noches de este verano, que muestra ya signos de debilidad. No están lejos el silencio del blanco y el pesimismo gris de una rutina que se contradice. El tiempo se echa encima, todavía ataviado para los últimos festejos y verbenas. Son imágenes de apoyo para asumir el destino del que se sabe indispensable.

Esta mañana la arena está fría y el mar tiene un azul desconcertado de pérdida y dejadez. Tengo que recuperar el dominio sobre lo cotidiano, el ronroneo metódico de la responsabilidad. Cuesta poner final a este periódo de complacencia y abandono, volver al desaliño de lo presuroso, al tiempo que crece un sentimiento ambivalente que difumina los rasgos y roba el aroma dulce de lo que fue. La ciudad está demasiado desenfrenada, es con frecuencia intransigente y engulle futuros con proyectos que ya no me pertenecen. Es inútil aferrarse a historias caducas de rangos y nombres. Son sólo murmullos, eco cansado de unas voces entre el ruido intenso de las obras en las calles y el caos de la circulación.

La tormenta de esta noche pasada ha dejado la arena fría, y su llegada ha sido el colofón de un verano lleno de propósitos sujetos con alfileres a la decisión. La tenacidad del agua caída ha arrastrado toda huella de debilidad y nostalgias que no llevan a ninguna parte. ¡Qué clara ahora la luz cuando se entiende todo, y qué amplio el espacio para escribir capítulos de una memoria en los marrones, verdes y amarillos del otoño!

No haré preguntas en esta mañana que huele a limpio y el suelo está cubierto de jazmines húmedos. Pronto me ausentaré de estos matices que dominan mi voluntad, que es siempre peregrina a la hora de decidir cual es su sitio. Existen otras certezas y perspectivas, mezcla de asfalto, aire, sueños, gente, amigos, familia, con una afinidad benevolente hacia la realidad que traen los días, y que yo aceptaré después de todo.

3 comentarios:

Nómada planetario dijo...

Se hace duro volver a las pautas cotidianas, a los patrones rígidos tras un tiempo abandonado a la sensualidad del Sur.
Saludos tras haber regresado de más al Sur todavía.

Camino del sur Pilar Obreque B dijo...

QUe dificil dejar las vacaciones, como lo entiendo pero en fin para volver a disfrutar de otras no queda màs remedio que volver.

Cariños y un placer que estes de vuelta.

la bitacora de Melusina dijo...

mi tierra se me hace cercana y vivida a traves tuya. un abrazo