El árbol de Ana ya no está. Enfermo y sin reserva, no resistió una de las últimas tormentas veraniega del pasado mes de agosto. El castaño, imagen que alegraba los días tristes de Ana durante el tiempo que vivió escondida en Amsterdam, ha terminado separado de sus raices. Aunque se había hecho todo lo posible por conservarlo en vida, las inclemencias del tiempo han sido funestas para él. Treinta toneladas derrumbadas en el suelo. Ahora quedan algunos esquejes que se han plantado en uno de los jardines de la ciudad y partes del tronco depositados en varios museos. El recuerdo está guardado en las palabras escritas que dejó Ana.
2 comentarios:
Quien es Ana ?
Que curiosa soy ...
Besos desde Málaga.
Lo importante son las memorias de esta persona, el árbol al final es parte de la naturaleza, por lo tanto está sometido a sus ciclos.
Saludos desde la primera lluvia sureña.
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