sábado, 29 de octubre de 2011

De gatos

Tengo un gato en casa al que le gusta observar su horizonte desde el pretil de los días, y marcar filigranas de sombras en noches de eclipses. Me ha impuesto su voluntad desde que sucumbí a sus brillantes pupilas, y a esa reminiscencia de fiera que produce su tacto.¡Todo venganza, déspota que impone el silencio en transparencias de soledades! Egoísta, interesado en guardar la imagen de su secreto en el amarillo de la mirada, exige sin recato caricias con ronroneo. Sibarita y refinado, aprecia el buen comer: hay sangre en sus ofrendas y deja complaciente huellas rojas en la piel.

1 comentario:

ANTONIO CAMPILLO dijo...

Excelente y preciso punto de vista acerca de estos felinos ronroneantes y melosos, Pilar.
Siempre tuve gatos en casa en ni pubertad y su interesada amistad era subyugante.

Un fuerte abrazo.