jueves, 17 de noviembre de 2011

Eterna inquietud

foto: Stentor


"Frío e insípido es el consuelo
cuando no va envuelto en algún remedio"
( Platón)



No me gusta el invierno, aunque admiro su poder de persuasión que me confronta a lo oscuro camuflado en las horas y me acerca la ausencia y el desdén de las sesiones que le precedieron. Soy sensible al mensaje de su silencio que despierta en mí el rechazo y la congoja con cada uno de sus ciclos. No me gusta, aunque me seduzca con el blanco blando, el fuego de las chimeneas y el rojo de la Navidad. Son caracteres que le pertenecen en cierta manera, con los que trata de hacer chantaje a mi discernir. No tengo miedo de su caricia fría ni de la niebla donde los límites pierden lucidez; eso es sólo letargo para mi impaciencia. Pero la inquietud y desvelo que me produce hacen que trate de encontrar un rescoldo abrigado con los nombres de sus rivales en constante regresión. Todo inutil. El invierno habla su propio lenguaje con un atractivo que desordena de asombros los días, y yo me siento perdida en el laberinto de una travesía que cada vez me limita más.


2 comentarios:

ANTONIO CAMPILLO dijo...

Excelente texto, Pilar.
Describes tus sentimientos con tanta meticulosidad que, a quienes no nos gusta el invierno, tu ayuda para superar esta estación tan necesaria para la Naturaleza, tan bella y tan triste, ha sido como una flor en el desierto helado.

Un fuerte abrazo, Pilar.

Nómada planetario dijo...

Nadie puede escapar a los ciclos naturales, lo describes con tanta sensibilidad...
Un abrazo.