domingo, 27 de octubre de 2013

Otoño


Ha buscado en la tierra desesperada y rota las raíces de los árboles fallecidos. Le conmovió la ausencia de una atmósfera impregnada de recuerdos: había olvidado la fragancia del verde recién cortado, el suave balanceo de unas ramas donde columpiar su comportamiento. Toda su vida fue perseguir imposibles existencias, inquietantes futuros, mirar detrás de la linea que le separa del Más Allá. Se quedó sin conocer las respuestas ¡Pobre marioneta colgada de un destino sin palabras! Quiso alcanzar la plenitud en lo proyectado, en lo preciso de su color, pero no tuvo respuesta válida y se convirtió en juguete de su propia desilusión.

 

Nadie notó su ausencia al desaparecer con sus otoños para siempre.
 
 

2 comentarios:

ANTONIO CAMPILLO dijo...

¡Que encantadora prosa poética, Pilar! Tu delicadeza, deliciosa imaginación y genial secreto de una nueva estación anual, son tan cuidadas que lamarioneta, al columpiarse colgada de la recta rama de aquel inmenso árbol, apreció que algo estaba por venir porque ya no olía el dulce corte del heno verde. Presagiaba que aquel sol, aquel tibio calor y la luz, aquella esplendorosa luz, iban a dar paso a una leve pero persistente oscuridad por mucho tiempo. Como en años anteriores tendría que esperar a que renaciesen los bellos narcisos y tulipanes para que las hojas de su árbol le protegiesen de la luz tan amada.
Un genial cambio estacional.

Un fuerte abrazo, querida Pilar.

Nómada planetario dijo...

Queda muy sutil y etéreo el texto, como pendiente de una rama a punto de caer.
Saludos desde un otoño que solo se nota por los puestos de castañas.