martes, 16 de septiembre de 2008

Camino de Santiago


Estaré hasta el 8 de octubre en el Camino de Santiago, de peregrina.

Deventer se calzó zancos (julio 2008)



En Holanda saben que no deben confiar en el tiempo, este tiene aquí poca fiabilidad. Tampoco en el verano se comporta de manera diferente, y sigue mostrando un carácter caprichoso y voluble. Enfrentándose a las temperaturas de las que en esta tierra dan por llamar tropicales, están las tormentas; es como un impuesto que hay que pagar. Por eso me produce un sentimiento cálido el optimismo que dan muestra los holandeses para organizar eventos al aire libre durante estos meses estivales. Cuántos conciertos en parques, cuántas barbacoas en jardines, cuántos paseos y mercadillos de esos que abundan en estos días de vacaciones, se han visto asaltados por un chaparrón rabioso. La temperatura también se vuelve perezosa y hay que sacar los chubasqueros y alguna camiseta. Pero todo esto se acepta con una especie de disculpa resignada. Sin embargo, este fin de semana el tiempo no se comportó demasiado mal. Y tuvimos suerte, pues aparte de que el cielo no perdiera completamente su azul, la lluvia que cayó lo hizo con precaución y a horas discretas.

La suerte también fue para las aproximadamente 120.000 personas que se calcula han visitado Deventer para asistir al festival internacional de "teatro en la calle". Durante tres días el centro histórico era un teatro abierto donde unos 200 artistas, entre actores, músicos, mimos, bailarines y acróbatas, de dentro y fuera del país, participan en uno de los eventos más espectaculares del año. La particularidad es que todos los artistas van "calzados" con altos y cimbreantes zancos que manejan con habilidad. Calles y plazas se convierten en escenarios de unas 110 representaciones "de elevado nivel": actos alegres y cómicos, emocionantes, acrobáticos y musicales, algunos al ras del suelo, y el resto desde la altura de los zancos. Franceses, alemanes, belgas, daneses, españoles, australianos, y por supuesto holandeses, han dado muestras de su profesionalidad y fascinación. Tres días de una ruidosa algarabía que se sale de lo corriente, y con un tiempo que no nos ha dado grandes motivos de inquietud. Hay tanta gente que, a veces, resulta difícil seguir la representación. Se necesitarían igualmente zancos para poder ver bien. Las actuaciones se suceden en las calles, en las plazas, en las esquinas. El público sigue a los actores, unas veces como espectadores y en otras pasan a formar parte integrante de la historia que en esos momentos se representa.

Como cierre del festival un largo y colorido desfile con música, canto, baile, con los más extraños y asombrosos personajes y elementos improvisados que se prestan a confusión: un elefante dorado, una soprano rubia subida a un escenario, un negro de esplendorosa figura con un aro que está en llamas, damas con los más complicados vestidos, cañones que disparan confetti, y toda clase de artilugios que convierten el desfile en algo para no olvidar.

Hoy lunes he vuelto a ir al centro. ¡Qué solas y enmudecidas aparecen ahora las calles! Todavía aturdidas por el estruendo del fin de semana, van recuperando el color prudente de siempre. También las terrazas presentan un aspecto desolado, pero no es extraño: el tiempo quiere dejar la última palabra, y hoy son la lluvia y el viento los protagonistas y los que imponen su carácter al borrar los últimos acentos de la fiesta anterior. Habrá que esperar de nuevo otro año para disfrutar de este festival, no nos queda otra cosa que aceptarlo.
nota: (publicado primero en la Revista Alenarte)

jueves, 4 de septiembre de 2008

La comisión Delta





Una posible realidad: en el futuro próximo Holanda estará bajo el agua.

El nivel del agua subirá.
El proyecto de la Comisión Delta es darle más espacio al agua
para que no sea ella quien se lo tome a su antojo.

foto: De Stentor