El día recién nacido ha traído versos nuevos
con perfumes
frescos de una tierra hermana
lejos, en los
confines del universo
batida por las
olas de aquellos mares
que dibujan un
mundo húmedo y triste
donde el tiempo y el reloj no dan las horas.
Versos, versos y
palabras que me cuentan de tus sueños,
tus paseos por
calles dormidas y mal iluminadas,
envueltas en el
plácido rítmo de la historia,
buscando la
princesa dormida que espera ansiosa
el dulce beso de
tu boca.
Yo te hablaré de
otro país mucho más lejano
donde imperan
inviernos blancos y lluvias locas,
iglesias grises
de torres afiladas,
tartas de
manzana, zuecos de madera,
extensos campos
de maíz recién plantado
al igual que una
sábana verde extendida
al tímido sol
para ser secado.
Yo te hablaré de
esta tierra, de polders y diques,
canales y dunas,
de gatos cansados y de molinos,
abriré ventanas,
detendré el tiempo, beberé
el dulce néctar,
romperé fronteras y en las noches
de luna llena
asistiré al aquelarre contigo.
Pilar
Deventer 8 junio 2002