lunes, 27 de diciembre de 2010

No me duele decirte adios

2010

No me duele decirte adiós para compensar futuros que perdieron la palabra. No me cuesta desprenderme de ti y de esos momentos en que me abandonó la fe deshojando lo voluble de tu carácter. Sólo unos pasos más y un almanaque vencido harán que seas igual a una historia repetida, con un sabor amargo y hasta cruel en la imagen que han dejado tus pasos en el tiempo. La realidad es aún más: un exceso a cercenadas madrugadas, miradas sin luz, y un sinfín de violencias y odios en el hombre que no quiere aceptar la agonía de una tierra en tránsito, y sigue velando lunas caprichosas. El resto se esfuerza en descomponer azules en sombras y delirios.



Se te va la vida, y no lo voy a sentir mientras sigamos en este simulacro del Edén: un jardín de abrojos donde te volveré a ver con otro nombre y los mísmos días.

lunes, 13 de diciembre de 2010


Desnúdate del blanco,
recupera tus perdidas sombras
en la línea desteñida del infinito;
silencia los presagios, falsos colores,
disuelve la incognita de tu imagen
más allá de los dormidos inviernos.
Y será sólo el destino
quien deje huellas errantes
en el aire transparente del ocaso.


 

lunes, 6 de diciembre de 2010

Carta a mi tierra

(25 enero 2006)

Algo se rompe en mí, y me axfisia esta obligada quietud que desmorona mi paciencia. ¡Cuánto hace que no nos vemos! Se me hace extraño el tiempo que paso lejos. Con la entrada del frío y la permanente estancia de los grises han llegado imágenes cálidas de tu recuerdo, y el deseo inconfundible y denso de volver a verte. ¡Te echo tanto de menos! Me falta mucho cuando no tengo el abrazo estrecho y rendido de tus vientos y tu color. Los azules aquí sólo los encuentro en los ojos de la gente; y la lluvia, que siento siempre perenne y cerca, estimula esa desazón que da la ausencia.

Pero no todo es carencia e inquietudes. El sentimiento de pérdida se reconforta cuando hablo de ti a quienes viven conmigo la realidad de los días. Me gusta contar como eres, descubrir tus contornos, dar a conocer los colores que te haces vestir. Quiero que sepan de tus horizontes y límites cercanos, de tus sabores, y ese carácter alegre y de buena templanza que muchos ya conocen. Hablo de ti y ellos me comprenden: mi vida se inspira en el Sur, ahí donde se entrelazan nuestras raíces. Así he llegado a ser equilibrista en la cuerda que ata mis dos latitudes, aprendíendo a enmudecer la nostalgia, a confiar en lo ausente, y a silenciar alegóricos olvidos y ciertos comportamientos de esta vida acelerada y distante.

Hoy me he levantado con ganas de cerrar los paraguas y buscar la Primavera, la claridad y el aroma de mi infancia, y el revuelo de palomas en la plaza de nuestros juegos; hoy, cuando todavía el invierno está a medio hacer y el frío no ha cambiado su gesto, he sentido la necesidad de salir al encuentro de todas estas imágenes que me llaman. Mientras, te escribo apilando en las letras todo el desorden de mis deseos.

jueves, 2 de diciembre de 2010

En el umbral del invierno


En el umbral del invierno el frio coquetea perezoso
seduciendo su virginal tersura,
Fiel a sus azules
esperará la fugacidad del tiempo:
el blanco perderá en el barro su gélida sonrisa
cuando el sol, de nuevo, entregue sus encendidos recuerdos
a la tierra.

Un día especial (parecido al de otros años)


Hoy ha sido un día especial: ha aparecido el color blanco, los árboles saben a azúcar y el agua se ha hecho transitable para aves y niños que todavía creen. Hay silencio protector entre las hojas cargadas de frío y cuando ando, mis huellas dejan sonrisas que la luz hace desaparecer. Hoy ha sido un día de cuentos y trineos, de chimeneas alegres, de chocolate caliente, de nieve tímida sin acabar de caer. Hoy ha sido un día que ha trastornado las imágenes y ha dejado eco en mis azules eternos, ahora frágiles sombras que esperan sobrevivir.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Mis gaviotas




No todas las gaviotas traen sabor a mar
cuando me acercan imágenes prestadas del azul.
Sus alas toman el blanco del amanecer,
grisáceo tinte que viste auroras de desánimos.
Depresivas merodean un espacio desinteresado de color,
irritando nubes y asustadas mariposas.


No son éstas las gaviotas que esperaba ver aquí,
aquellas que hicieron su hogar en La Farola,
las que llevaban aroma tibio de sal,
del espeto y las moragas en las noches de verano.
Estas no saben reír
ni sobrevolar el tiempo adormecido,
sólo conocen el olor del arenque y la humedad,
arco iris y el silencio del agua absorta y sin palabras.

martes, 23 de noviembre de 2010

El vino dulce siempre ...

Foto:wikipedia


Copas Mari-Luz con merengue

Receta de mi madre Mari-Luz Wallace Pittaluga

Ingredientes:

Galletas Maria
Vino dulce, con preferencia de Málaga
Plátano, melocotón, pera y guindas
Unas natillas claritas*
Unas claras de huevo para el merengue
La cantidad a emplear dependerá del número de invitados.

Necesitarás una copa de fondo ancho para cada comensal.

Preparación:

Troceas la fruta, a excepción de las guindas.
En el fondo de cada copa se pone una galleta empapada en el vino dulce.
A continuación repartes la fruta troceada menos la guinda. Se hacen unas natillas de vainilla y se añade a las copas hasta que cubra la fruta.
Bates las claras y cuando estén montadas se endulzan.
Adorna con el merengue las copas.
Por último dale el toque de color adornándolas con la guinda.

Déjalas en el frigorífico hasta el momento de servir.

*Recomiendo unas natillas caseras.

viernes, 19 de noviembre de 2010

De nostalgias


La nostálgia intenta siempre acompañar los regresos, y hasta la ciudad se envolvió en llanto el día que tuve que decir adiós. Como muestra de solaridad también aquí al llegar me recibió la lluvia persistente y fría, pero ésta ya me es familiar desde hace tiempo. Ella, cómo nó, se portó como una perfecta anfitriona a pesar de sufrir heridas desordenadas. ¡Pobres calles que muestran fastidiadas sus interiores expuestos a la mirada de todos! No por eso me ofreció menos de lo que yo esperaba. Sólo lo rápido de los días siguió tenaz su recorrido hasta llegar al de ayer. ¡La vida, que sigue con prisas y sin detenerse! ¡qué corto se hace el tiempo cuando queremos que no acelere, cuando queremos obligarle a andar a nuestro aire!



Después empezó de nuevo a contar la rutina ....

domingo, 14 de noviembre de 2010

Villaluenga del Rosario, en la Serranía de Cádiz.




http://alenarterevista.net/villaluenga-del-rosario-en-la-serrania-de-cadiz-sus-paisajes-sus-gentes-por-pilar-moreno/#more-1604


Villaluenga del Rosario, en la Serranía de Cádiz.

Sus paisajes, sus gentes.



(Con la poesía de Pedro Pérez-Clotet)

Ni luna en su cristal de alada nieve,
ni viva estrella ya de arduos temblores.
La gravidez oscura del silencio
talla en granito el vuelo de la noche.


Tiene menos de quinientos habitantes y es el municipio más alto de la serranía gaditana; su nombre es Villaluenga del Rosario. Los árabes llegaron a ella y se quedaron hasta 1485, año en que fue tomada por Rodrigo Ponce de León. Después se recuperó y conoció años de paz y prosperidad, tanto, que se sintió generosa ayudando económicamente a Ronda en las obras de construcción de su puente sobre el Tajo. Dicen que en el Ayuntamiento se conserva el arca de madera donde estuvieron guardadas las onzas de oro que se prestaron, pero éste es un detalle que puede tener acentos de leyenda. A este bienestar puso fin la entrada de las tropas de Napoleón en el siglo diecinueve, y es entoces -quizás acuciados por la necesidad- cuando surgen bandoleros y contrabandistas como Pasos Largos y el Tempranillo, asaltadores de caminos, que ponían en peligro la vida de cualquier osado que se atreviera a viajar. El lugar fue refugio de ellos. Pero todo esto es ya hoy historia escrita con algo de romanticismo.


En el camino que me trae a Villaluenga es el paisaje -que no es menos romántico- lo que distrae mi atención. El pueblo ha sabido conservar su estética, el clásico perfíl de los pueblos blancos de esta serranía, de calles estrechas y empinadas, casas encaladas que reverberan la luz de este octubre que se niega a ser otoño.


Vuela un rumor lejano por el aire,
que se cuajan en su voz; y ese latido
de las aguas que, en rocas despeñadas,
mojan de heridas hondas los caminos.


Casas blancas, calles limpias, fachadas, ventanas, puertas, tienen el sabor de la tradición y del tiempo. Hay una iglesia, la de San Miguel, del siglo XVI, arrimada a la sombra de los árboles de la alameda; otra iglesia, la del Salvador, quemada por los franceses y que ahora guarda entre el resto de los muros el cementerio. Una avenida, la de los Arbolitos, y un camino empedrado de penitencia de casi quinientos metros, nos suben hacia la ermita del Calvario. Abajo, el pueblo entre la montaña rocosa y el valle; sobre la roca una plaza de toros que no es completamente redonda, pero sí la más antigua de la provincia de Cádiz.


Bosques de exactas cimas, horizontes
de encina y jara ardiente, prolongan
en su incierto temblor de tronco y piedra,
la solidez vibrante de las sombras.

Eso es para el espíritu y los sentimientos; para la degustación, los quesos payoyos que son considerados entre los mejores del mundo. Su secreto está en la hierba. El microclima especial de esta sierra gaditana hace que se den pastizales fértiles y húmedos que es la alimentación natural de la cabra payoya -y la oveja merina- que está adaptada a las condiciones ambientales de esta zona. Es capaz de trepar por cualquier pendiente y sólo vive en las serranías de Cádiz y Ronda. Desgraciadamente es una imagen que está en peligro de extinción y de la que deberíamos sentirnos culpables.

Sola la noche. El aire profundiza
la placidez errante de las nieblas.
Los firmes pinos ciñen -verde sombra-
la soledad sin fin de las estrellas.


Villaluenga conserva su identidad. Emerge de las rocas hasta una altura de unos mil metros sobre el nivel del mar. Fue capital del señorío de los siete pueblos de la serranía que se encaraman por cumbres y laderas, pero no ha perdido su carácter tranquilo y hospitalario que nos la hace cercana y familiar. Su clima es seco; nieva en invierno y el índice de lluvia es el mayor del país. Es consciente de su entorno, del impresionante paisaje que la rodea, de una naturaleza que se presta al senderismo entre alcornoques, encinas y diversa vegetación y fauna. Toda una suma de cualidades que la ha hecho ser deseable e inspiradora a artistas y poetas.

Pedro Pérez-Clotet, poeta de la Generación del 27, fue uno de ellos. Hijo de la tierra, tuvo su cuna a los pies de la sierra de Grazalema. Influenciado por la belleza de una naturaleza pura y pausada, refleja en su poesía toda la ternura que le inspira esas imágenes:


Todo el paisaje aquí,

en este ardiente acento
de árida plenitud
que palpan los sentidos.

Pienso que todos los que nos acercamos a Villaluenga, cargados de la vorágine y el estrés de las ciudades nuevas, nos sentimos sorprendidos por el pausado latir del entorno que con suave complicidad apacienta las prisas y despierta nuestros sentidos, tal como expresan los versos del poeta.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Ronda La Vieja


Un poco abandonada sí que la vi ...

domingo, 31 de octubre de 2010

Hoy me has llenado el alma de deseos






El día recién nacido ha traído versos nuevos
con perfumes frescos de una tierra hermana
lejos, en los confines del universo,
batida por las olas de aquellos mares
que dibujan un mundo húmedo y triste
donde el tiempo y el reloj no dan las horas.


Versos, versos y palabras que me cuentan de tus sueños,
tus paseos por calles silenciosas y mal iluminadas,
envueltas en el plácido rítmo de la historia,
buscando la princesa dormida que ansiosa espera
el dulce beso de tu boca.


Yo te hablaré de otro país mucho más lejano
donde imperan inviernos blancos y locas lluvias,
iglesias grises de torres afiladas,
tartas de manzana, zuecos de madera,
extensos campos de maíz recién plantado
al igual que una sábana verde extendida
al tímido sol para ser secado.


Yo te hablaré de esta tierra, de polders y diques,
canales y dunas, de gatos cansados y de molinos,
abriré ventanas, detendré el tiempo,

beberé el dulce néctar, romperé fronteras,
saltaré barrancos y en las noches de luna llena
asistiré al aquelarre contigo.


Y te ayudaré a encontrar la princesa de tus sueños
buscándo en el laberinto de estrellas y cometas.

jueves, 28 de octubre de 2010

"Tan fina y seriamente ¿quién ha pintado?"



Joaquín Peinado, pintor (Ronda, 1898-1975 París)


Exposición: Palacio Episcopal, abril 2008




"Tan fina y seriamente ¿quién ha pintado?
¡Qué alto y severo, si este pintor fuera torero" Rafael Alberti


Dicen que a "la Manquita" le van a poner un postizo, pero yo sentiría mucho que fuera así, pues de esta manera es como ir de prestado por la Historia. Seguramente son sólo habladurías que revolotean en esta tarde malagueña de Levante; sí es necesario que terminen de remediar con rapidez todos los problemas de humedad y goteras que le han ido creciendo con los años. Otro caso muy distinto es el de su vecino en la plaza, el Palacio Episcopal, que parece como rejuvenido desde que puede emplear de la mejor manera su tiempo y su espacio. Ahora es sitio escogido para mostrar otra clase de arte además del suyo propio. Y ha sido aquí en este edificio, hasta donde me acerqué para conocer la obra de un pintor que tiene nombre dentro del arte español contemporáneo.


Llueve en esta tarde equivocada de abril en Málaga; llueve, el agua cae resbalando desde los balcones y hace resaltar los colores en el mármol de la fachada-retablo del palacio. Más arriba, la Virgen de las Angustias, amparada en su hornacina, parece mirar la plaza inmersa en un tiempo extrañamente gris y desapacible. El interior me ofrece un refugio seguro. Allí, en la salas de la exposición, es el pintor el que me hace recobrar la luminosidad y el color que han perdido las calles.


Me recibe desde su autorretrato, confirmando con una mirada directa y reflexiva el carácter de su pincel: trazos firmes y severos, sin concesiones. Joaquín Peinado nace en Ronda, rodeado de un paisaje incomparable de sierras y valles, y aprenderá pronto a distinguir las diversas tonalidades que le ofrece la tierra. Más tarde pasará por la Escuela de Bellas Artes en Madrid, y seguirá hasta París donde sentirá la influencia de Picasso. Una serie de fotografías personales en la exposición, hacen más cercano al pintor y me dan una idea de sus circunstancias familiares: de raíces liberal y republicana tuvo que superar el exilio y la pérdida de su obra, y sobrevivir la Segunda Guerra Mundial que tambien dejó huellas en su vida.


Sin embargo, su obra no tuvo acentos de protestas ni de reclamo. Paisajes, retratos, dibujos, bodegones, cuelgan reposados de los muros blancos del palacio y me resarcen de la falta de contrastes que impone hoy la lluvia. La paleta del pintor es seria e investigadora, tratando diferentes facetas: desde dotar de un acento poético a sus trazos, hasta hacer incursiones en el cubismo, en lo abstracto y en lo geométrico, pero siempre con un sentido recto del buen hacer.


Joaquín Peinado se vuelca en los bodegones. Género que trató con un estilo muy personal, experimentando repetidamente la intensificación de los colores, apartándose en ocasiones de la luz. Los retratos y bocetos de figuras, las siluetas conseguidas y lo firme y seguro de las líneas en sus figuras, hablan de la sensibilidad transmitida a las telas con el pincel. En los paisajes está la geometría dominando la tela; colores templados y prudentes hacen de cada una de sus composiciones un oasis donde la vista se acomoda. Después nos encandila con dibujos realizados para diversas revistas de poesía, hasta hacernos a continuación un guiño cómplice hacia lo erótico, presentándonos con delicadeza diversas escenas atrevidas, alegres y serias, sobre papel. Todo distinción en este pintor que "pinta fina y seriamente", como dijo Rafael Alberti.


Dejo con desgana el palacio. Fuera, se ha vencido la tarde y la lluvia ya sólo es un recuerdo en los charcos de la calle, mientras la fuente de la plaza no pierde la esperanza de tener agua alguna vez. Me cuesta volver al ruido exterior y a la aceleración de la gente, al bullicio de la ciudad. Apenas me separo unos pasos y ya echo de menos ese otro mundo personal que me ha dejado ver Joaquín Peinado con su obra como protagonista, y que a mí me ha conquistado.








domingo, 3 de octubre de 2010

Málaga me espera


El sur me espera y yo no puedo negarme a sus deseos. Durante tres semanas me dejaré abrazar por la luz y el rumor del agua en la Caleta. Cambiaré los cielos de Vermeer por el mar y los azules, el horizonte con frecuencia gris por las calles bulliciosas y con brío. Durante tres semanas un acento fugado delinea las palabras de un idioma que no quiero perder, cuando vuelva a pisar la tierra que guarda mis raíces.

¡Hasta la vuelta!


sábado, 25 de septiembre de 2010

Soñar en amarillo


Vicent Van Gogh



Un día de Junio ...

Hoy la carretera se ha convertido en el lugar de citas para los que empiezan las vacaciones. No somos los únicos que avanzan compitiendo en ese afán de llegar. Sin embargo, nuestra ruta tiene establecido un órden en tiempo, kilómetros y pausas, hay nombres y encrucijadas que rompen los perfiles repetitivos en verde y nos distraen, y nubes, muchas nubes que nos acompañan con demostraciones húmedas de afectos.

Más adelante todo es diferente y hace calor. El verano se impone y condiciona el ritmo de nuestro viaje al sur. El sol ilumina contornos y hace del paisaje óleos intensos y suaves acuarelas que despiertan asombros; los sueños cambian y hay lugar para nostalgias e instantes melancólicos. Nos apartamos de la ruta general para atravesar pueblos casi dormidos, ciudades pequeñitas. El silencio sale al encuentro del viajero, que se recrea en el aparente abandono. De vez en cuando se abren ventanas en esta tierra fértil: hasta donde alcanza la vista se extienden campos prometedores de una cosecha generosa, tierras trabajadas, grávidas de un fruto en sazón.

Como cada año recobro las imágenes y desaparecen fatigas y contradicciones. La geografía es aquí amable e inspiradora, en colores cálidos que acarician la vista y despiertan sensaciones. La vid es aún jóven y esperanzada, el trigo crece entre verdes y oros, amapolas rojas, y el amarillo tornasolado de marrones y ocres que viste de lujo a los girasoles, siempre obedientes al sol y buscando un amor perdido. Los girasoles en líneas marciales, aparentemente indiferentes a cualquier intromisión, compensan la lejanía del destino previsto. Una presencia constante de color que se asoma al camino al filo de las horas. Algo especial tiene esta planta herbácea que puede alcanzar hasta varios metros de altura y se deja dominar por sus hormonas.

Seguimos por lugares que no olvidan batallas ni nombres que alcanzaron la eternidad, hasta que lo largo del camino hace nuestro gesto incierto y nos ronda la fatiga. Al atardecer algo espiritual impregna el espacio y todo se equilibra. Se acaban las prisas y se abandona la vigilia. Cuando muere la luz, los girasoles sometidos a la dualidad de su carácter, tienen un asomo de tristeza que difumina sus contornos, y esperarán por prudencia –o quizás por timidez– poder seguir al sol y dejar que sea éste quien atrape de nuevo sus miradas.

Hasta entonces, para ellos y también para nosotros, el tiempo mantiene un aire de concordia que invita al descanso. Esta noche, mientras tanto, el color de mis sueños será en amarillo.

martes, 14 de septiembre de 2010

El árbol de Ana


El árbol de Ana ya no está. Enfermo y sin reserva, no resistió una de las últimas tormentas veraniega del pasado mes de agosto. El castaño, imagen que alegraba los días tristes de Ana durante el tiempo que vivió escondida en Amsterdam, ha terminado separado de sus raices. Aunque se había hecho todo lo posible por conservarlo en vida, las inclemencias del tiempo han sido funestas para él. Treinta toneladas derrumbadas en el suelo. Ahora quedan algunos esquejes que se han plantado en uno de los jardines de la ciudad y partes del tronco depositados en varios museos. El recuerdo está guardado en las palabras escritas que dejó Ana.


sábado, 11 de septiembre de 2010

Día de los monumentos

foto: Holland turismo

En todo el país


El 11 y 12 de septiembre de 2010

Tema del 2010

El tema de 2010 reza así: El sabor del decimonoveno siglo. A causa de la industria floreciente y las nuevas posibilidades en el terreno técnico durante este siglo, se creaban todo tipo de edificios nuevos, a menudo con una forma sorprendente.

Monumentos de entrada gratuita

Durante El Día de los Monumentos Abiertos, los edificios antiguos y nuevos se abren para el público; la entrada es gratuita. Se trata de los edificios que normalmente están cerrados para el público. Por término medio, el número de visitantes llega a unos 800.000 hasta 900.000 personas. Cada año se abren unos 3000 – 4000 monumentos y casi todos los ayuntamientos participan en este día. Ámsterdam contó el año pasado con unos 35.000 visitantes.

Más información: http://www.openmonumentendag.nl/

martes, 7 de septiembre de 2010

Regreso a los recuerdos

imagen wikipedia: Madrid




Se acercó a ella, desde el silencio, para intentar descubrir la imagen que le ocultaba la memoria y el tiempo transcurrido. Se había dado cuenta de que los recuerdos con frecuencia olvidan o se esconden tras el muro que van formando los años, haciendo imposible el retorno a lo que ha sido. Su deseo era dar vida a los sueños, recobrar el ritmo diario y ese rumor cercano que es el respirar de una gran ciudad. Con todo esto aprisionado en sus ojos, se sumergió en ese andar apresurado de la gente sin tiempo, buscando el corazón aquel que le tenía enamorado.

Atrapado en el carrusel acelerado de los días, le recibieron las calles alborozadas, donde la lluvia dibujaba espejos y reflectaba sonrisas. Sintió la mirada recelosa de los viejos edificios que, revestidos con la prestancia de los años, observaban su pasar. Se encontró de nuevo con la presencia de los que perduran en piedra, y respiró el verde aún existente, que se resistía a cambiar de color. Hasta él llegó el aliento cálido de las bocas desdentadas del metro, y una profusión de luces y sonidos le invadió el alma como una marejada. El ritmo añorado se convirtió en una danza rápida de miles de pisadas, y un sonido, que quería ser melodía convirtió la música en un frenesí de ruidos a su alrededor. Se sintió arrastrado en el torrente de las grandes arterias, perdiéndose en su caudal.

Así, al querer hacer reales los sueños, tropezó con estas nuevas imágenes que hacían sombra a las guardadas en su memoria… Y es que los recuerdos es mejor tenerlos en un álbum como si fotos de un color desvaído se tratara, guardados en vitrinas cerradas con puertas de cristal.

Entonces, entreabrió su alma y dejó reposar su fatiga….

domingo, 29 de agosto de 2010

El olor de los veranos



imagen: wikipedia



Mensaje taoísta: "Los seres humanos estamos relacionados con las plantas y los árboles porque la naturaleza forma un todo"



Ahora que he vuelto al sur, regresan los sueños como un preludio grávido de promesas en el aire. Con ellos llegan los recuerdos de lugares reconocibles y de imágenes que quieren seguir siendo jóvenes, a las que asoma un guiño de complicidad y de desafío. Me reconforta saber que están todavía ahí -algo desfasados y sin el ímpetu fulgurante de aquellos años- pero me es preciso remontar cada vez más la distancia que me separa de entonces. Familia, fotos, cartas, diarios, palabras, calles por donde pasé, amigos que crecieron conmigo, son las imágenes tangibles que me llevan al ayer y vuelven a narrar capítulos completos de mi historia.

Además de todo lo asible existen otros conceptos -pienso en la música y los olores- que no están delimitados como los objetos y las personas, y que nos acercan a la memoria superando cualquier otras medidas de percepción. La música despierta los recuerdos e influye en nuestras emociones. Esta influencia fue ya conocida hace más de dos mil años por los egipcios, según se hace referencia en unos papiros encontrados en la ciudad de Kaham. De la misma forma proceden los aromas, que actúan en nuestro comportamiento afectando el mundo emocional, y de esta manera en los recuerdos. Para entenderlo sólo es necesario leer a Marcel Proust en "En busca del tiempo perdido" y su famosa magdalena.

Así, cuando evoco los veranos de mi infancia y juventud, las imágenes de entonces vienen rodeadas del sabor y el aroma dulce de los frutos de las higueras. Decir verano era igual a decir vacaciones; felices, largos, interminables días que pasábamos en casa de los abuelos, con un jardín inmenso para jugar y rodeado de árboles nogales, de perales, de membrillos y por supuesto de varias higueras. Este árbol –no muy grande y de hojas caducas- tiene dos cosechas, una de brevas al comienzo del verano, y otra ya cerca de su final de higos.

Cuando el fruto carnoso entraba en la madurez y desprendía su intenso aroma dulzón, era un aviso para nosotros de lo que se avecinaba. Antes de las ocho de la mañana, demasiado temprano para ser vacaciones, nuestra abuela nos ponía a todos en pie, y armados de cubos y palos nos dirigíamos a las higueras. Éramos como un ejército en pequeñito preparado para el ataque. Ella se enfrentaba al árbol golpeando las ramas hasta hacer caer la fruta, y nosotros recogiéndolas heridas del suelo entre hormigas, furiosas al verse privadas de tan sabroso alimento, y proyectiles de brevas apaleadas que se enredaban en nuestros cabellos. Y si os preguntáis el porqué de tanto destrozo, la única razón que puedo dar es que, finalmente, aquel manjar tan sabroso estaba destinado a unos orondos cerdos que criaban en la huerta. Yo no creo que ellos tuvieran nada que objetar. Para mí es ese olor meloso de las higueras en aquellos días de verano, el que todavía hoy al regresar al sur reclama mi memoria, y me hace recordar -además del aspecto que presentábamos al finalizar la batalla, el picor de los insectos y el jugo lechoso de las ramas partidas- un tiempo unido a cromos, tebeos y recortables.

En ciertas culturas este árbol está considerado como poderoso, y en la India se le rinde homenaje como a un santo. Está unido de una manera especial al entendimiento y al saber, pues Buda alcanzó la iluminación a la sombra de una higuera. Para otras culturas es el símbolo de la sexualidad relacionada con la fertilidad del árbol, en especial por la forma del fruto que hace pensar en el útero, y recuerda a los judíos, cristianos y musulmanes la caída del hombre en el Paraíso. Según el calendario celta, la higuera representa la abundancia y la prosperidad y tiene un carácter sensible que te será donado con generosidad si eres nacido bajo su signo.

Este verano he regresado de nuevo al sur y a sus aromas. Sólo tengo que cerrar los ojos y dejar que el olfato estimule mis sentidos: el olor a mar, siempre el mar, el olor de los espetos en la orilla, el intenso perfume de la biznaga, el dulce perfume de los vinos y de los puestos de flores en la alameda, y esa tiendecita recogida y gentil donde encuentro la deliciosa "torta loca" y los membrillos. Así se entremezclan los olores de antes con los nuevos ahora ofrecidos, provocando un enlace de recuerdos e interesantes conocimientos; ellos son para mí el estímulo evocador que provoca mi memoria.



(publicado en la revista "Alenarte")

jueves, 12 de agosto de 2010

Vacaciones, crónicas de un camino


(Para todos los que ya han partido y para los que todavía irán)

Me cuesta desprenderme de las costumbres, del orden, del paisaje diario y armónico que va quedando atrás en el sitio de siempre. Ahora el entorno es fugaz en decisiones y me habla en un idioma diferente: Amberes, Lille, Senlis, París – al lado y al mismo tiempo distante – atrapado en las prisas de una circulación sin paciencia.

También nosotros tenemos prisa, pero aceptamos las reglas del juego que nos propone el horizonte, con sus colinas suaves y el color del verano en la tierra: un derroche de verdes y amarillos, despiertos ocres, acuarelas de una naturaleza en plena madurez. Es un camino por diferentes perspectivas y encrucijadas fáciles de alcanzar. Por ellas dejamos en espera la historia en Chartres, Orleans, Poitiers, para dedicarnos al encanto de lo que no conocemos aún. Escogemos lo tranquilo de una ruta interior donde el tiempo y los nombres parecen estar parados. Después, entre viñas todavía jóvenes y girasoles que obedecen al sol, nos va llegando la ternura de un campo medio dormido que nos ofrece hospitalidad y gastronomía.

Amanece. Tenemos que ceder estas imágenes a las nostalgias y regresar de nuevo a las prisas que nos llevan al sur. El tiempo se vuelve exigente. Todavía queda por afrontar distancias y descubrir espacios. Dejamos Angoulême y Bordeaux nos promete un mar que no es el que buscamos. Bayonne y St. Jean-de-Luz tienen ya un acento cercano, y por fin Hendaya, final y principio de circunstancias y momentos, que nos hace descubrir ese otro horizonte con perfiles que crecen hasta el azul y donde se funden los verdes.

Detrás se perciben promesas y encuentros.

miércoles, 9 de junio de 2010

El mar


El mar
- esa especie de contenida zozobra -
invade el dolor de los ciclos
en cada abrazo húmedo que agrieta las orillas,
mientras la inmensidad de él esconde la incognita del azul
y tiñe de blanco sus contornos, en la entrega fiel de sus mareas.

martes, 1 de junio de 2010

Museo en Delft



Se detiene sin prisa el tiempo en el espacio y despierta la historia. En la acolchada niebla del pasado, recobran vida las sombras desprendidas de sus marcos, mientras los muros imperturbables,
mantienen el secreto de lo vivido, y un clavicímbalo sigue marcando, lento, las silenciosas pisadas de antaño. Roto el sosiego, conjugan unos pasos las huellas del pretérito.




viernes, 14 de mayo de 2010

Parece ser ...




Parece ser que en una pareja que lleve ya años disfrutando de una larga vida en común, es la mujer la que toma las riendas de sus vidas y marca la conducta a seguir, quedando el marido, en la mayoría de los casos, relegado de tomar cualquier decisión. Como ejemplo nos muestran a esas parejas que podemos ver en supermercados, tiendas, bancos, cafeterías, donde la mujer lleva la voz cantante, mientras al sufrido caballero no le queda más remedio que aceptar la decisión de ella. Este comportamiento se achaca a una situación fisiológica, que afecta a un número de mujeres en su carácter de una manera u otra. Sin embargo para otro grupo numeroso esta fase simplemente significará un cambio en el ritmo de sus vidas y los síntomas serán casi nulos, considerándolo como un proceso natural.

Entonces, ¿cómo explicar este comportamiento? Según un conocido escritor holandés, Maarten 't Hart, "las mujeres son siempre las que mandan". Lo que no se sabe es de dónde sacan este poder, pero es algo que se relaciona con esto que es tan condenable en los ojos de las feministas: el trabajo del hogar. Y continúa diciendo: "el atender y cuidar de alguien es condenable puesto que la mujer que cuida de un hombre, lo tiene en su poder. El poder es el reverso de cuídar, atender. El que estas dos cosas estén tan relacionadas es comprensible: quien cocina determina qué se va a comer. Quien limpia la casa se toma el derecho de gritar ¡límpiate los piés! al que entre, quien plancha las camisas del marido puede determinar cuando se las pone. Y esto trae como consecuencia que, a no ser que seas un desagradecido, te sientas deudor y por lo tanto culpable. Y quien se siente culpable tolera más facilmente una orden de aquel a quien es deudor. El sentido de la culpabilidad - sigue diciendo el escritor - es un terreno de cultivo para una relación de poderes. De esta manera es, por una parte, comprensible que las feministas rechacen con indignación la tarea del gobierno del hogar. Gracias a esto las mujeres son precisamente dominantes".

jueves, 29 de abril de 2010

Carta a mi tierra



Para tí:

Algo se rompe en mí, y me axfisia esta obligada quietud que desmorona mi paciencia. ¡Cuánto hace que no nos vemos! Se me hace extraño el tiempo que paso lejos. Con la entrada del frío y la permanente estancia de los grises han llegado imágenes cálidas de tu recuerdo, y el deseo inconfundible y denso de volver a verte. ¡Te echo tanto de menos! Me falta mucho cuando no tengo el abrazo estrecho y rendido de tus vientos y tu color. Los azules aquí sólo los encuentro en los ojos de la gente; y la lluvia, que siento siempre perenne y cerca, estimula esa desazón que da la ausencia.

Pero no todo es carencia e inquietudes. El sentimiento de pérdida se reconforta cuando hablo de ti a quienes viven conmigo la realidad de los días. Me gusta contar como eres, descubrir tus contornos, dar a conocer los colores que te haces vestir. Quiero que sepan de tus horizontes y límites cercanos, de tus sabores, y ese carácter alegre y de buena templanza que muchos ya conocen. Hablo de ti y ellos me comprenden: mi vida se inspira en el Sur, ahí donde se entrelazan nuestras raíces. Así he llegado a ser equilibrista en la cuerda que ata mis dos latitudes, aprendíendo a enmudecer la nostalgia, a confiar en lo ausente, y a silenciar alegóricos olvidos y ciertos comportamientos de esta vida acelerada y distante.

Hoy me he levantado con ganas de cerrar los paraguas y buscar la Primavera, la claridad y el aroma de mi infancia, y el revuelo de palomas en la plaza de nuestros juegos; hoy, cuando todavía el invierno está a medio hacer y el frío no ha cambiado su gesto, he sentido la necesidad de salir al encuentro de todas estas imágenes que me llaman. Mientras, te escribo apilando en las letras todo el desorden de mis deseos.

jueves, 22 de abril de 2010

Soy una retenida

Una nube cenicienta, que cuelga en alguna parte de Europa, me tiene retenida en Málaga. Yo no he llegado a verla, pero con toda seguridad tiene un carácter dictatorial y dominante que le permite imponer condiciones. Ahora parece que ya se está aburriendo de tanto incordiar y se está retirando hacia otros paisajes. Mientras tanto,  después de mucho porfiar, me han concedido un lugar en unos de los aviones del próximo sábado.

domingo, 21 de marzo de 2010

A punto de partir






Me reconozco al límite de la resistencia ante un equipaje que cada vez exige más. ¡Este viaje no es para siempre! -me digo- y sigo buscando lo que la memoria suele olvidar, como son unas llaves perdidas, el pasaporte que no está donde debe, el libro que tenía reservado para esta ocasión. Nunca se está completamente a punto de partir. Acechan además razones para impedirlo: problemas que en esta última hora escogen el momento de mostrar sus quebrantos, y rompen la estabilidad de lo programado. Pero sobre todo es el tiempo lo que domina a los que se quedan con la ausencia y la distancia, y será el desaliento el que moldee el miedo a la soledad. Para quien – en el vértice de sus años- no entiende de distancias y ese tiempo es un futuro que teme inalcanzable en la quietud que vive el suyo, la espera está inmersa en el acoso del silencio de sus días.


Todo es parte del equipaje que lleva el que está a punto de partir, compañero inevitable que acompañará cada capitulo de esta historia.

lunes, 8 de marzo de 2010

Mi rincón favorito


Rincón de la Victoria, Málaga (imagen:wikipedia)



A media tarde, cualquier día del año, pienso en él con el regusto amargo de la distancia. Se me llenan los ojos de su imagen, y en la boca brota un te quiero que me acerca lo que creía perdido. Nuestros encuentros tienen la insistencia de un amor sin apagarse y la frecuencia de un péndulo que oscila de verano a verano, desde que se convirtieron en costumbre.

Este rincón de cada año, entre los límites de una montaña humilde y la orilla de sus azules, es hogar de mis encuentros y cita que reconozco como algo mio. El tiempo pone un acento de olvido en su imagen, y de la misma forma la reclama con insistencia hasta que queda aparcada permanentemente en mi memoria. Una y otra vez acudo a mi rincón para vivir consciente esta querencia y librarme del lastre de la añoranza. Recorro sus líneas, nombres y sonidos, inauguro deseos y me entrego al tráfago diario que va llenándome, poco a poco, de vida. Al alba bajo a una playa todavía abandonada aunque no triste y al atardecer son las gaviotas las que acuden al paseo de siempre. Este es mi rincón, al borde de una tierra asomada a su inmensidad, a los pies del acantilado, y el salitre transformando el color y abriendo una puerta hacia toda clase de embarcaciones.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Pensamiento entristecido


Qué sueños prometes para seducir la carencia de voz de la tierra huérfana, despojada del tiempo? … Ya no se conforma con la visión y el gesto desnudo, ahora exige la incognita de tu comprometida palabra.

viernes, 19 de febrero de 2010

Visita del Príncipe Felipe a Deventer, en Los Países Bajos (1549)


Felipe II Príncipe de Asturias
Tiziano, 1551




No sé como ha llegado hasta aquí, quizás enviada por los Dioses, o puede ser su fugado Ka quien va moldeando balbucientes huellas en las piedras de las calles, húmedas de la insistente lluvia. Lo desconozco. Ella refugia su respuesta en el silencio, y retiene su secreto entre los brazos amurallados de esta ciudad, en la que se nota un aire de reforma religiosa, a pesar de que el Emperador está empeñado en llevar a muchos herejes a la hoguera. Ha sido hoy, en un invierno prematuro y empeñado en robar protagonismo, cuando he vuelto a encontrarme con Uxa: gesto de curiosidad, ojos que delatan ausencias y desvelos.

Descubrí su perfil entre una muchedumbre alborotada que espera la llegada del heredero Don Felipe. ¡Te hubiera gustado estar aquí, estoy segura de que habrías quedado asombrado! ¡Qué lujo y qué riqueza mostraba su séquito! Le acompañaban más de dos mil soldados, con banderas, pífanos, y atambores. El príncipe tiene la tez clara, y en el pelo el reflejo tibio de la luz de esta tierra, pero su barbilla es bastante pronunciada y sus labios son gruesos. Enjuto de cuerpo, vestía jubón negro y cuello almidonado que le daba un porte rígido y severo. Su mirada no reflejaba nada de la alegría del pueblo, y se notaba su poca afinidad con los rústicos habitantes de este pantanoso país. Se rumorea que el viaje ha sido hecho con pocas ganas. Mientras, yo seguía cada paso de Uxa, que todo esto lo hacía compatible con su pasado, deshaciendo imposibles, coqueteando con las imágenes, seduciendo la historia.

El día había estado impregnado de música y bebida, de entrechocar de aceros, caballos, gritos. La gente que ahora empezaba a mostrarse vencida, regresaba a sus hogares. Aquí anochece temprano. A Uxa no le quedó más que volver al principio de donde siempre viene, que ya empieza a desvanecerse en el tiempo, con la seguridad de que la luz que siempre lleva encendida le guiará a el espacio que le marque su Destino.

A mí me acompañará siempre la duda de saber si alguna vez se encontrará contigo.



11 de octubre de 1549
Daventria, Los Países Bajos.
Crónica de la visita del príncipe Don Felipe

miércoles, 17 de febrero de 2010

domingo, 7 de febrero de 2010

Una pasión desenfrenada



Hay una gran dosis de lirismo en la afición que tienen los holandeses por el patinaje sobre hielo. Con seguridad es algo propio que se encuentra en sus genes. Pocos son los nacidos en este país que no sepan patinar. Desde el momento en que el otoño ha sido vencido, se abren las pistas de hielo artificial, y niños y mayores se apresuran a poner a prueba su destreza en esta asignatura. Sin embargo, esta pasión arrastra todas las templanzas con la aparición de las primeras heladas, que les hace soñar con el patinaje sobre el hielo natural en canales, acequias y estanques.

El invierno en Holanda significa un ambiente acogedor de nostálgicas tradiciones, escarchas en las ventanas y largos recorridos sobre el hielo. El poder deslizarse sobre el agua congelada, la magia de una naturaleza blanca, el sonido de las cuchillas sobre la superficie, el compartir unas sensaciones, ponen un acento diferente en este deporte y en su larga historia cultural. Se necesitan varios días seguidos de heladas para que el hielo tenga el grosor necesario para patinar –aunque para algunos impacientes sea dificil aceptar cualquier espera– y es esta forma de diversión una de las pocas cosas positivas que pone en pie, de una manera colectiva, a todos los holandeses.

Los que más han contribuido a dar esta imagen apasionada por el hielo a Holanda han sido los famosos "paisajes invernales" del Siglo de Oro holandés. El cuadro "El regreso de los cazadores", de Pieter Breughel, es la pintura más antigua en la que se muestra a patinadores sobre pequeñas pistas de hielo. Una imagen que también puedes encontrar ahora en un día de helada. Desde principios del siglo XVII este tema se hace muy popular gracias a Hendrick Avercamp, que se especializa en estos paisajes: un aire peculiar, molinos, diques, una vieja ciudad al fondo, gente patinando; tantas cosas y tantas historias.

Hendrick Avercamp fue un gran observador. Esto nos lo muestran sus pinturas, ricas en detalles y picantes anécdotas, parejas acariciándose, traseros desnudos, y hombrecillos que se bajan el pantalón. Escenas que, sin lugar a dudas, vería cuando de niño iba con sus padres a patinar, ambiente que siempre le hizo feliz y que él vivía interiormente de una manera diferente, ya que era sordo desde su nacimiento.

Sin embargo, también nos ha dejado ver en sus cuadros la dura realidad de la vida en los fuertes inviernos: el cadáver de un caballo que se ha hundido en el hielo, una mujer que lava la ropa en el agua helada, un leñador que recoge madera para poder calentar su casa; en sus pinturas hay de todo para descubrir. De Avercamp tenemos además dibujos en papel –lápiz y tinta– que más tarde fueron enmarcados. En ellos está también la gente como protagonista y que ya figuran en otros de sus lienzos, un afilador de patines, un cazador de patos, obreros y elegantes personajes. Ricos y pobres juntos sobre el hielo. Curiosamente esta afición al hielo no tiene sólo un lado artístico, sino también ocupa un lugar en la historia durante la "Guerra de los ochenta años". In diversas crónicas de aquel tiempo se menciona con regodeo cómo el duque de Alba, en el asedio a la ciudad de Haarlem en el duro invierno de 1572-73, confió demasiado en la habilidad de sus soldados y encargó cientos de pares de patines para enfrentarse a las tropas de Guillermo de Orange. Lo que presentía cada uno de los holandeses se hizo realidad: por la completa impotencia de los soldados españoles para moverse sobre el hielo, se afianzó la magia de los soldados patinadores de Orange y los enfurecidos españoles terminaron tirando los condenados patines. En el hielo es el "homo ludens" quien determina el juego.

Fuentes consultadas:
http://www.rijksmuseum.nl/ijspret?lang=nl
Exposición: 20 noviembre 2009-15 febrero 2010
Hendrick Avercamp: IJspret
Rijksmuseum, Amsterdam
http://nl.wikipedia.org/wiki/Hendrick_Avercamp

domingo, 31 de enero de 2010

Viaje a Limburg aan der Lanhn en Alemania


Desde los primeros momentos en que cruzas la frontera notas la diferencia. Los alemanes corren más. Tienen coches fuertes y veloces. Muchos BMW Mercedes, Porches. No hay velocidad máxima y la mayoría "pasan" a 150 kms. y hasta más. Las casas son distintas en forma y color, echas de menos las vacas en el campo como en Holanda. Aparecen colinas y valles. Al fondo ves pequeñas montañas. El paisaje va cambiando de fisionomía. Ya no encuentras esas superficies de la tierra de los tulipanes, llanas hasta el infinito. Ahora hay subidas y bajadas, cuestas, curvas, desnivel. El clima no ha cambiado durante las casi cuatro horas en que hemos hecho el recorrido. Lluvia y más lluvia. Mucho, muchísimo tráfico, sobre todo en los alrededores de Colonia.

Nos encontramos en Villmar. Un pueblecito cerca de Limburg an der Lahn, a unos 60 kms. al norte de Frankfurt, invitados por unos amigos. La casa donde estamos está situada en una bajada del terreno, rodeada de árboles altos que apenas dejan pasar el sol, (cuando lo hay, claro). Desde que hemos llegado el tiempo ha estado frío y húmedo, pero esto no ha sido un impedimento para que cada día, después de desayunar con los típicos bollos alemanes, y abundancia de embutidos, queso, etc., hayamos cogido el coche y nos hemos dedicado a conocer los alrededores.

Ayer sábado hemos cenado en Villmar, un pueblecito de "cuatro casas" típicas alemanas con mucha madera, calles muy estrechas y pendientes. Aquí tienes que tener mucho cuidado. La velocidad máxima en los pueblos es de 30 kms/hora y si no la sigues la policía actúa con mano dura. Fuertes multas y, en muchos casos, retirada de carnét. El pueblo, por lo demás, no tiene nada. Exceptuando una cosa que llama la atención: la limpieza de las calles; no se ve ni un papel por el suelo. Es más, hoy sábado es el día dedicado a la limpieza y se ven vecinos del pueblo con una escoba y cepillo limpiando la parte de acera y bordillo que le corresponde. Un ejemplo a seguir en muchos sitios.

Hemos ido también a Limburg an der Lahn. El Lahn es el río que pasa por la ciudad, con fuerte corriente, pero por el que en verano puedes pasear en canoa. Hay un puente que lo atraviesa y sus orillas tienen una vegetación abundante. Limburg es un sitio pequeño, de unos 25.000 habitantes, con las conocidas casas alemanas de techos inclinados [para escurrir la nieve], el centro con tiendas en las que admiras el gusto algo más refinado que en Holanda. El alemán además presume de casa y coche. Descansamos para reconfortar el estómago. Otra cosa en la que los alemanes son maestros es en la elaboración de tartas y dulces, de todas clases y sabores. Tienes abundancia para escoger, pero cuesta trabajo decidirse; todo se ve de lo más apetitoso. Si me quedara a vivir aquí seguro que engordaría. Por fïn me decido y para acompañarle pido un "glühwein". Es un vino que se toma muy caliente y se le puede añadir algo de canela. Se suele beber en Navidad. El camarero al que se lo pido, se queda un poco "parado"; éstas no son fechas para tomarlo, parece pensar. Finalmente me lo trae en un vaso con motivos navideños. Habrá pensado que soy un típico caso de turista....., no importa, yo he entrado en calor y podemos seguir nuestro paseo.

Hoy tenemos proyectado visitar el Dom, la iglesia-catedral de Limburg. No he conseguido enterarme exactamente de la diferencia que existe entre las dos cosas, quizás tiene que ver con la forma de consagración del edificio. Está situado en una parte alta de la ciudad, en una explanada. Para llegar allí atravesamos un montón de callecitas estrechas. Hace unos diez años lo visité por primera vez. En aquella ocasión lo estaban renovando. Durante La Reforma, [movimiento religioso, s. XVI], destruyeron y taparon pinturas y frescos. Ahora han conseguido renovar y sacar a la luz casi todas las pinturas murales. Las primeras noticias que se tienen de ésta iglesia es del siglo XI. Construida, según dicen, por un arquitecto español. Asistimos a las Vísperas; Perfecta la música de Bach, al que admro, y de otros dos componistas que me resultaron algo pesadas.

También hemos tenido tiempo de disfrutar de la naturaleza. Finalmente el domingo aclaró un poco y salió el sol brevemente. Desde la casa seguimos el rio en dirección contraria a la corriente. Hay un ferrocarril que lo atraviesa por un puente de hierro, construído en los años veinte. Durante la II Guerra mundial fué bombardeado por los aliados, ya que era un punto importante de conexión, pero el puente resistió y continuó en pie. Al final de nuestro paseo recogemos manzanas en una casa abandonada, para hacer appelmoes [puré de manzanas], y una vez de regreso encendemos la chimenea; es septiembre pero aquí ya se nota algo de frío.

El lunes, aunque la noche anterior el cielo estaba lleno de estrellas, amanece otra vez todo cubierto, lluvioso y triste. Decidimos darle un toque cultural al día, visitando un castillo en Braunfels, a unos 35 kms. de Limburg. El camino sigue el curso del río, con tramos montañosos y con bosques de árboles altos. Braunfels es una pequeña ciudad de unos once mil habitantes. El castillo está en la parte alta de la ciudad, rodeado de unas casitas como de cuentos y calles empedradas y pequeñas que forman como otro pueblecito dentro de Braunfels. Para visitar el castillo nos acompaña un guía muy entusiasmado que nos da una explicación detallada de todo lo que vemos. Tiene 186 habitaciones, -¿te lo puedes imaginar?- de éstas sólo vemos diez y seis. En una de las salas llenas de armaduras hay un poquito de historia de España, un cuadro de Murillo, una bandera, rota y sucia y algunos objetos más recuerdos seguramente de alguno de los Tercios Españoles. El guía parece casi que se entusiasma al saber que en el reducido grupo que lleva hay una española e intenta hacer sus pinitos en la lengua. Terminamos esta visita dando una vuelta por la ciudad. En ésta época del año, pasadas las vacaciones, está desierta. Apenas se ve un alma. Con sus típicas casas y calles parece una ciudad de ensueño.

(Septiembre 2005)

jueves, 14 de enero de 2010

Mare liberum, 400 años de mar libre



Gerome Ferris 1863-1930
*****


"Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza del viento,
mi única patria, la mar"
(Espronceda, Canción del Pirata)


La imagen que tenemos de los piratas está inspirada en libros que muchos leímos en nuestra infancia y juventud. "La isla del tesoro" de Robert L. Stevenson, "El corsario negro" de Emilio Salgari, "Los piratas de Halifax" de Julio Verne, nos dieron a conocer personajes de espíritu aventurero que, aunque algunos fueron admirados y considerados héroes, se presentaban rebeldes y rudos desaprensivos, situados al margen de la ley y dispuestos siempre a toda clase de fechorías. Inspirados en estas lecturas, nuestros sueños sucedían en islas lejanas con tesoros escondidos y vegetación exuberante, en las que se vivían las aventuras más emocionantes y peligrosas que podíamos imaginar.

Piratas han existido desde que se conoce la navegación. Ya se hace referencia de ellos en la Grecia Antigua, y hay leyendas donde se refleja su poder. Durante el dominio de Roma, el Mediterráneo sufrió la presencia de estos piratas, que abordaban y saqueaban cualquier navío que navegara sus aguas. Estos asaltos continuaron en La Edad Media y más adelante, sirviendo como incentivo los nuevos descubrimientos, las riquezas halladas, la influencia de los musulmanes y la política entre Inglaterra, Francia y Los Países Bajos, continuaron imponiendo su presencia en las aguas.

El 6 de abril de 1609 se firma en La Haya "La Tregua de los Doce Años" en la guerra de Flandes, y los Países Bajos entran en su Siglo de Oro con el crecimiento de la economía y la expansión del comercio marítimo. Oro y plata, especias como pimienta, canela y nuez moscada, té y café llenaban las bodegas de los barcos. Además de la fuerte competencia con otros países, las tormentas en el mar y en especial el ataque de los piratas eran algunos de los peligros que esperaban a los barcos holandeses.

En ese tiempo, la Compañía holandesa de las Indias Orientales -creada en 1602- alcanzó el monopolio para el comercio en las Indias Orientales, y se hizo con el conocimiento de las rutas y prácticas de negociar que hasta este momento estaban en manos de los Portugueses. Para asegurarse el derecho a su colonial régimen y a una navegación libre, la Compañía encargó a Hugo de Groot que defendiera su manera de actuar, escribiendo su "Mare Liberum", sobre "la libertad de los mares". De esto se cumple ahora 400 años.

Gran abogado, brillante jurista, político, teólogo, histórico y poeta, Hugo de Groot –o Grotius- era un intelectual que dedicó su talento en tratar valores universales, que también hoy cuentan e imponen respeto. De Groot alegaba que el mar es de todos, y defendía la idea de un libre comercio y libre tránsito por él. Hoy día -400 años más tarde- este pensamiento tiene, en principio, un valor actual, y forma la base del derecho internacional. Debido al intensivo comercio y a las modernas y refinadas tecnologías ha sido necesario ajustar esta declaración a las nuevas necesidades. El espacio está ya dividido, y nuestra sobrevivencia se basa en el contacto entre los países y el ejercicio del comercio. Principalmente el mar hace posible estos contactos comerciales. Por esto, la libre navegación es esencial para el desarrollo de la humanidad, sin que por esto olvidemos que algunos asuntos son propiedad comunitaria y que para solucionarlos hay que atenerse a un acuerdo en conjunto.

Olvidar estas reglas está dando lugar a que aparezca de nuevo en el mar la figura del pirata. Ahora, como entonces, se les teme y se les condena, aunque esta vez sea más difícil descubrir su identidad.

jueves, 7 de enero de 2010

Paisajes nevados


Mi calle


Alrededores


Cerca de casa


lunes, 4 de enero de 2010

Los Reyes Magos no llegan hasta aquí




Los Reyes Magos no llegan hasta aquí. La distancia es demasiado larga para tres reumáticos camellos. Pero los niños holandeses no se pueden quejar, ellos ya tienen desde el 5 de este mes sus regalos. Un ancianito de largas barbas blancas, con un montón de siglos a sus espaldas, es el que viene a hacer felices a los que se han portado bien. Llega en barco de vapor desde Madrid donde, según la tradición, vive. Está acompañado de un montón de Zwarte Pieten - afanosos ayudantes negros - que son los que hacen las compras en los grandes almacenes.


El día 5 por la mañana tiene su entrada oficial en ésta ciudad; por regla general hace un frío que pela. Ataviados con gorritos de papel y agitando banderitas, los niños esperan impacientes la llegada del barco mientras cantan a todo pulmón – seguramente para entrar en calor – canciones dedicadas al santo. Cuando llega la ambarcación, que está también adornada de banderitas de España y Holanda, es recibida por el alcalde que será quien entregue las cartas de los niños holandeses. Después San Nicolás, al que llaman Sinterklaas popularmente, dará un paseo por la ciudad en un caballo blanco que tiene por nombre Américo. Pueden imaginarse los lectores que, debido a la edad de este santo varón, y lo resbaloso de las calles si ha habido heladas, se tomarán precauciones para evitar caídas.


Los niños no tendrán que esperar hasta el día siguiente. Esa misma noche después de cenar, les llevará San Nicolás los regalos. El santo se subirá al tejado con caballo y todo para echarlos por la chimenea, cosa peligrosa para esta época fría del año; aunque la mayoría de las veces seguramente por miedo a un resbalón, es en la puerta de la casa donde, trás un fuerte golpe, deja un saco lleno de presentes. Este saco de arpillera lo conocen los niños muy bien: saben que si son malos se los llevará Sinterklaas dentro de él, en su regreso a España.Y todos saben qué cosa es para quién: los regalos envueltos en papel llevan escrito el nombre, y van acompañados de un poema – deberá ser rimado – en el que se se comentará cualquier cosa que se relacione con el destinatario. Así, abriendo paquetes, leyendo, y comiendo las golosinas típicas de estas fechas, va pasando la noche de San Nicolás.


Y yo a pesar de los años que llevo aquí aún no sé muy bien por qué llega desde España, ya que la tradición dice que es de origen turco. Ni los holandeses están seguros de saberlo. Puede ser que todo empezara por el contacto con navegantes españoles al ser este santo el protector de ellos. Es curioso que el hecho de llevar ayudantes negros lo achaquen a los moros que dominaron España. Otra explicación más popular es que andan entre chimeneas, y que no tienen tiempo después para lavarse. El caso es que al pasar por Madrid cuando mis hijos eran pequeños, les mostraba el Palacio Real como residencia del Santo. !Sus caritas emocionadas decían más que palabras!