miércoles, 29 de octubre de 2008

Olivos en Holanda



foto: Volkskrant

¡Holanda va a tener campos de olivos! Diez y ocho arbolitos -el más grande de ellos tiene 800 años- han sido plantados por un concejal del ayuntamiento en Otterloo, provincia de Gelderland, donde ya existe un viñedo también. Un sitio ideal: según el concejal, "el vino y las aceitunas van muy bien juntos", así que la intención es consumirlas en las catas de vinos. El clima holandés no va a ser un problema si el invierno tiene por lo menos diez días de sol. Los olivos pueden soportar las heladas, pero si éstas duran más de dos semanas será necesario abrigrarlos bien.

¡Va a ser como sentirse en el sur!

martes, 21 de octubre de 2008

Paisaje holandés











Abro una puerta y me lanzo a la luz, que vuelve a ser fría con toques de pereza: acuarela idealizada del pintor, náufrago en el mar extenso de su pasión desbordada. El beso despiadado del aire me hace balancear en eterno desafío: estar o no volver, recordar o dejar el pasado sumergido en el tiempo, anclados los sueños en el muelle izquierdo del corazón. Probablemente – pienso – no tardarán en volver a repetirse. Trazo una línea e ignoro las sombras y los grises de un atractivo paisaje sumido en la música callada del agua. Agua enroscada en el verde de los campos, que corre nerviosa por canales, se desliza con prudencia bajo puentes, no siempre en silencio, pero sí frecuente en la lánguida rutina de los días. Sacia la sed de la tierra, y la fecunda en los constantes amaneceres. Proyecta su pálpito en minúsculas facetas que laten en cada brizna que piso, en cada hoja que tiembla, hasta en esa misma brisa que juega en las eras trabajadas. Arde la luz, y el aire siente escalofríos al rozarse con la tierra caliente, que sigue contornos paralelos: verde y azul, agua y cielo, color y vida. Comunión intensa en la dualidad inevitable de la nostalgia, que niega la imagen heredada y parte en dos el cielo. Vida, siempre caudal intenso que ofrece el paisaje, tela en la que el pintor fracciona los sueños en miles de universos.



martes, 14 de octubre de 2008

Un alto en el Camino


Amanece,
y la luz se hace peregrina
en la alborada silueta del camino.
Nada está inmóvil,
vibra el silencio
con el eco dejado por tantas palabras,
voces amigas
que me guían por senderos desbordados de historia,
huellas de los que pasaron,
surcos en el tiempo
de aquellos que me precedieron,
paisajes que sobrevivenen el verde amable asomado al otoño.