domingo, 29 de marzo de 2009

¡Vacaciones!


Estaré unas semanas ausente disfrutando de la primavera en el Sur.

jueves, 26 de marzo de 2009

La vaca, objeto de estudio en el paisaje holandés



Además de tulipanes, zuecos y quesos Holanda tiene vacas. No hay ningún trocito de campo verde donde no te encuentres con ellas. Son vacas pacíficas, tranquilas, que pasan sus días meditando el significado de sus vidas.rumiando el fresco pasto. Su existencia se les hace más llevadera en verano, cuando pueden disfrutar mejor de la naturaleza fuera del establo, donde tienen que estar una al lado de la otra como gallinas en un ponedero, sin perspectivas más divertidas.

La vaca no es mi animal preferido pero, sin lugar a dudas, no debemos tacharlas de no interesantes, pues lo es y mucho. De una manera u otra estamos todos relacionados con ella. Yo tengo, desde pequeña, noción de su existencia. Aún ronda por mi cabeza el estribillo de una canción que me cantaban para dormir y que, por alguna razón, hacía el efecto contrario :

Tengo una vaca lechera,
no es una vaca cualquiera,
me da leche merengada,
¡ay!, que vaca tan salada,
¡tolón! ¡tolón!

Me intrigaba mucho eso de la leche merengada. Ya conocía la leche en polvo, la leche condensada y la que todos los días traía el lechero a casa, que debía ser hervida antes de beberla. Al enfriarse se formaba una espesa capa de nata grasa. El tener que beber aquella leche, siempre lo he considerado como un signo refinado de tortura infantil.

Pero volvamos a las vacas. Estas tienen el derecho de llamarse así al parir el primer ternero. Ante la necesidad de alimentarlo se pone en marcha el proceso de producción lechera. Lástima para la vaca esta leche no es para el recién nacido, que es alimentado artificialmente, y la leche sigue otros derroteros diferentes. Sin embargo, pienso que las vacas no se sienten muy dolidas en su sentimientos maternales. De sobra es conocido que las vacas felices son las que dan más leche y, que yo sepa, no existe escasez de este producto.

Para los que no esten familiarizados con este simpático animal, les copio una descripción detallada que encontré(1) "Es un mamífero que tiene seis lados, el de la derecha, el de la izquierda, el de arriba, el de abajo, el de la parte de atrás tiene un rabo, del que le cuelga una brocha. Con esta brocha se espanta las moscas, para que no caigan en la leche. La cabeza le sirve para que le salgan los cuernos y además, porque la boca tiene que estar en alguna parte. Los cuernos son para combatir con ellos. Por la parte de abajo tiene la leche. Está equipada para que se le pueda ordeñar. Cuando se le ordeña, la leche viene y no se le va nunca.
El marido de la vaca es el buey. El buey no es mamífero. La vaca no come mucho, pero lo que come lo come dos veces, así que ya tiene bastante. Cuando tiene hambre muge y cuando no dice nada es que está llena de hierba por dentro. Sus patas le llegan hasta el suelo. La vaca tiene el olfato muy desarrollado, por lo que se le puede oler desde lejos".

De este simpático animal hay 274 razas en el mundo. Ademas de las vacas lecheras tenemos, entre otras, las vacas sagradas, las vacas ñatas (Darwin), las vacas marinas, las vacas gordas, las flacas y desde hace cierto tiempo contamos con una más, las vacas locas. En España somos más afortunados. Tenemos la vaca "del aguardiente", que en las fiestas populares de ciertas localidades, se deja "admirar". Y la llamada vaca "de la boda", a la que se le hacía correr para festejar bodas rústicas. También hay que decir que en España, desgraciadamente, las vacas encabezan la lista de los animales en peligro de desaparecer. Sería una verdadera lástima que esto sucediera.

viernes, 20 de marzo de 2009

La tasadora de perlas

Invitado: Vermeer desde Washington

El Rijksmuseum en Amsterdam tendrá como invitada de honor durante casi tres meses a La tasadora de perlas, óleo del pintor Johannes Vermeer. Pintado aproximadamente en 1664, estuvo en Holanda hasta 1800 en manos de un coleccionista. Después de pasar por distintos propietarios en Europa, llegó a la National Gallery of Art, in Washington en 1942.

Ahora esta dama vuelve brevemente a su patria en Holanda. Se alojará en el Riksmuseum en Amsterdam, y será acompañada durante su estancia en la exposición por los cuatro óleos de Vermeer de la colección del museo: La lechera, La callejuela, Mujer leyendo una carta y La carta de amor.

La dama de las perlas, con un abrigo corto de cuello y puños de piel, ha quitado hacia un lado el mantel y colocado sus joyas sobre la mesa. Parece ser que tiene la intención de pesarlas, pero esto no es realmente la verdad. La balanza está vacia, y ella tiene un aire pensativo. ¿Qué pensamientos ocupan su tiempo? Quizás sobre el equilibrio de la vida, quizás sobre lo material de ella. En la pared cuelga un cuadro, y también ahí se pesa algo. Es El Juicio final, Jesús pesa el alma de los hombres.

Como en todos los cuadros de Vermeer está presente la serenidad del ambiente, esos pequeños momentos de las cosas diarias. Más que acción es la concentración en los detalles lo primordial de su trabajo.

Tan distinguida dama bien merece una visita.
Fecha de la exposición: del 11 de marzo hasta el 1 de junio de 2009

viernes, 6 de marzo de 2009

La victoria empieza en Alkmaar


Se equivocó Alba al poner sitio a aquella pequeña ciudad en el norte de Flandes cuando ya estaba cerca el otoño y se anunciaban las lluvias, pero a Don Fadrique Álvarez de Toledo, hijo del temido duque, le venció su orgullo y las prisas: necesitaba del éxito militar para alcanzar la mirada condescendiente del rey, al que le había caído muy mal que no cumpliera su palabra de matrimonio con Magdalena de Guzmán. Estuvo encarcelado breve tiempo, pero la suerte –o quizás fue lo contrario– le tocó de cerca cuando Felipe II le envía a Los Países Bajos como comandante de las tropas españolas. Convencido de que sólo seis meses serían suficientes para dominar a esos mendigos holandeses, su método más efectivo para conseguir el respeto era hacer rodar algunas cabezas.

Los españoles consideraban la ciudad de Alkmaar como poca cosa; apenas fortificada y con escasas defensas. La población simpatizaba con el príncipe Guillermo de Orange, era tíbiamente católica y no conocía el fuego de la Inquisición. Por estos motivos adormecía sus presuntos temores y ocupaba los últimos días del verano en los quehaceres en el campo. Sin embargo, para Don Fadrique la cosa estaba clara, ya no era tiempo de medias tintas: Alkmaar necesitaba una dura experiencia para aprender. Hombre en extremo cauteloso, perdió demasiado tiempo en la preparación del asedio, como también en acallar a sus soldados amotinados por la falta de paga. Incluso problemas personales de salud hicieron que fuera ya finales de agosto cuando se encontró con su ejército delante de las puertas de la ciudad. Este retraso fue el mayor error de su vida: no contó con la lluvia, casi siempre presente en el país. El mal tiempo y la tierra enfangada dificultaban el movimiento de los soldados, pero aún así el cerco no quedaba decidido por ninguno de los dos bandos, hasta que los de Alkmaar tomaron medidas más drásticas con la rotura de los diques que la defendían del mar. Con el agua hasta las rodillas y los cañones medio hundidos en el barro, a los españoles no les quedó otra solución que la retirada. Aún hoy se celebra el día 8 de octubre esta victoria con desfiles, conciertos y bailes.

Si en Alkmaar fue el comienzo de la victoria, los primeros disturbios de resistencia contra la dominación española tuvieron lugar con la decapitación de los condes de Egmond y Horne, en Bruselas. Lamoraal, conde de Egmond y príncipe de Gavere, descendía de una de las más ricas familias de los Países Bajos y estaba emparentado con Felipe II. Se destacó por su valor en la batalla de San Quintín, por lo que fue nombrado gobernador de Brabant y Artois por el rey. Pero su relación no tardaría en tener otros visos más peligrosos para el conde, y esto me lleva al pasado de Los Países Bajos, a su historia y a los acontecimientos que influyeron en ella, y a la exposición que presenta el Museo Municipal de Alkmaar, "Poder y Mística, Egmond en la Edad Media".

En el término municipal de Egmond, en el sur-oeste de Alkmaar, fue fundada una abadía por los monjes de la Órden de los Benedictinos. Con ayuda de cuadros, dibujos, estampas y grabados, descubrimientos arqueológicos y escritos, vamos tomando conocimiento del crecimiento de lo que llegó a ser el más importante centro cultural de la Edad Media. En dos ocasiones fue destruída y vuelta a levantar. En el siglo XI un linaje de caballeros se instaló al norte de la abadía, en lo que sería el castillo de los condes de Egmond.

La exposición está dividida en dos terrenos: el de la abadía y el del castillo. La abadía –la mística de Egmond– nos descubre su historia, la vida en ella, el cuidado de los enfermos, la escritura y la liturgia, el monje Adalberto* y los condes de Egmond. Dos muestras importantes son el Evangeliario** del siglo IX, encuadernado en oro y piedras preciosas, y la caja de reliquias donde se transportaron los huesos de Adalberto y el relicario donde se muestran. En el terreno del castillo –el poder de Egmond– se detalla su origen, la vida y la cultura de los caballeros, y cómo los señores de Egmond llegaron a ser condes. La gran cantidad de objetos que se han descubierto en el lugar donde se alzaba el castillo forman la historia del sitio.

El conde Lamoraal de Egmond quedó fiel a su rey Felipe II y a sus creencias católicas hasta su muerte, pero confió demasiado en el duque de Alba, dejándose coger prisionero con mucha facilidad. Unas de las consecuencias del asedio de Alkmaar y de toda la situación política de entonces fue la destrucción del castillo de Egmond, no por los soldados de Don Fadrique Álvarez de Toledo, sino por órden de Guillermo de Orange que temía cayera en manos de los españoles.

La historia de "la guerra los ochenta años" no había terminado aún ...


1 febrero 2009


* Adalberto: fue un ardiente misionero de origen inglés, aunque al mismo tiempo paciente y amable. Alrededor del año 720 empezó a predicar en el norte de las provincias holandesas, y construyó una iglesia en Egmond. Allí quedó enterrado y su tumba se convirtió en un centro de peregrinación.

** El Evangeliario de Egmond

El Evangeliario de Egmond es sin duda uno de los objetos históricos-culturales del principio de la Edad Media más importantes de Holanda. Además de su importancia como documento histórico, contiene las imágenes más antiguas de personajes holandeses y edificios, y representa igualmente uno de los tesoros religiosos más antiguos que han quedado guardados.

Alrededor del año 975 el libro era propiedad de Dirk II, conde de Holanda desde aproximadamente el año 939
hasta 988, quien ordenó encuadernarlo y adornar con oro y piedras preciosas. Este escrito manual lo regaló a la Abadía de Egmond. Para esta ocasión hizo añadir dos miniaturas, que representaban esta entrega. En la primera de las miniaturas vemos como Dirk y su esposa Hildegard dejan el libro sobre el altar. A la izquierda en la parte superior de la página está el texto "Este libro fue regalado por Dirk y su querida esposa Hildegard al piadoso padre Adalbert, para que él los recuerde con justicia en la eternidad".

El Evangeliario permanece hasta el siglo XVI en Egmond. Durante las revueltas del movimiento iconoclasta se lleva primero a Haarlem y a continuación a Colonia para su seguridad. A principios del siglo XIX fue de nuevo descubierto en Utrecht y por su importancia histórica el estado holandés lo depositó en la Biblioteca Real.

http://www.boekendingen.nl/wp-nieuws/?p=2609



domingo, 1 de marzo de 2009

Unos metros más ...

foto: De Stentor, diario de Deventer
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Con toda la razón: quienes viven en los alrededores de Schiphol se sienten inseguros.