Es en esta hora
cuando se alzan voces sin matices que nos hacen difícil olvidar el canto áspero
y las aristas que hirieron la piel de nuestros años. Desde lo más pequeño de lo
que fuimos nos invade una ola rota, el pasado ruidoso -poblado de dragones con
mal genio y hadas con varitas mágicas desgastadas- y el presente confuso,
huellas de un linaje que se resiste al desagarro. Pero ya nada es igual y todo se diluye entre
pasiones desmedidas y un atisbo de desazón y mucho de desamparo, en esa
aproximación dolorosa que roza cicatrices nunca curadas completamente: es la
historia de nuestros días con un epílogo que ya nos ha alcanzado.
2 comentarios:
Así es, Pilar, ya nada es igual. Los desgarrados gritos silenciosos han dejado su voz en un camino sin fin. Ese epílogo al que haces alusión, es el fruto de muchas páginas de diferentes libros y vivencias que se dejarán de leer por la deshumanización, los negocios sucios y los parabienes de unos pocos que manejan con vileza a otros muchos.
Un fuerte abrazo, querida Pilar.
Yo diría que esta foto me suena.
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