Jan Steen es un narrador de cuentos. Lo hace a
través de sus pinturas. Este artista holandés es conocido por la representación
de escenas costumbristas con un toque de humor. Generaciones enteras se han
visto representadas en los cuadros. En su estilo destaca la composición.
Pintaba situaciones reconocibles y familiares. Sin embargo, detrás de esta
fachada también había un acento de advertencia, admonestación o veladas
alusiones.
Este cuadro de Jan Steen, La fiesta de San
Nicolás, pintado entre 1665 y 1668, nos muestra que algunas cosas son durante
siglos las mismas. Esta fiesta se ha celebrado desde tiempos atrás por millones
de holandeses, y sigue siendo así. De esta manera el cuadro es algo más que una
obra artística; es cultura e identidad de un pueblo.
La escena es en el interior de una casa. Los
niños acaban de recibir la visita de San Nicolás. Podemos observar que no todos
han tenido su regalo. La niña, junto a su madre, está felíz con su muñeca, pero
detrás su hermano llora desconsoladamente. Otro niño parece reirse de la
situación, mientras el padre observa tambien con una sonrisa; al fondo otros
familiares, quizás los abuelos y otros hermanos que cantan a pleno pulmón las
canciones tradicionales de esta fiesta, muestran su contento.
El pintor destacaba en la pintura de materiales y tejidos, en los
detalles, como el vestido de la niña, la chaqueta de la madre, los caramelos y
las nueces por el suelo y la cesta con el pan. Aunque son esos detalles los que
atraen nuestra atención también nos da a conocer tradición y cultura.
1 comentario:
Soy un gran admirador de la pintura holandesa en interiores. Fantástica.
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