Vuelve entre delirios de
relojes y arrepentimientos. Tan atractivo como todo lo nuevo, sus promesas de
una distinta fortuna me retienen con palabras de felicidad y éxito; todo un
brindis que me seduce. Sensaciones que me acercan al pálpito de las mejores
cosas que yo busco con empeño. Aunque no tengo prisas, es él quien me impone su
presencia en noches compartidas con imágenes de cambios y diáfanos amaneceres,
pasión in crescendo hasta un futuro que tendrá una conjugación perfecta,
un carpe diem tan deseado siempre, una constante hacia lo eterno, que me
olvido de estos días blancos en los que necesariamente tengo que dejar huellas.
Tránsito que se insinúa con la impronta de los meses y la evidencia tenaz de lo
distinto. Cuando se acabe su estímulo me arroparé en trémulos reproches, y él
volverá de nuevo a robarme el espacio con la esencia de un declive armónico y
sincronizado. Su tiempo se hará entonces pretérito.
2 comentarios:
ya sabes ando estudiando pero siempre me acuerdo de mis amigos blogueros y mas en estas fechas, un abrazo y pasalo genial, disfruta este ´´ultimo dia del año.
Besazos.
Excelente escrito al año que pasó y al que nace. Tus palabras tranquilizan el espíritu y nos recuerdan lo importante de vivir con intensidad cada instante. Vivir el momento, sentir todas las circunstancias, amar todas las oportunidades. Un CARPE DIEM como lo escribían los romanos, con mayúsculas porque no tenían otras letras, claro.
Pero nosotros que sí la tenemos debemos engrandecer la delicia de cada momento.
Un fuerte abrazo, querida Pilar.
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